viernes, 9 de diciembre de 2011

La grandeza de seguír aprendiendo...

     En una cumbre mundial de evangelismo en Amsterdam, en cierta ocasión le tocaba predicar a un evangelista relativamente novato... Un muchacho de poco menos de treinta años tenía el privilegio de representar a la nueva generación de predicadores antes los miles de ministros y líderes que habían llegado de todo el mundo. Por si fuera poca la presión, detrás de el estaba sentado el legendario Billy Graham, quien cruzó sus largas piernas mientras se disponía a escuchar atentamente al joven orador...


El muchacho saludó amablemente a la multitud y comenzó a exponer un mensaje basado en uno de los evangelios... Una introducción, tres puntos claros y una conclusión, casi salido del manual de homilética... Sencillo pero nada revelador en términos de novedad teológica. Cualquiera de nosotros sabríamos como predicar ese mismo mensaje, como va a terminarlo aún antes que el propio orador lo haga y hasta podríamos agregarle alguna que otra anécdota para hacerlo mas atractivo...


Sin embargo, apenas el joven evangelista comenzó su mensaje, el Dr. Graham tomó un bolígrafo, un cuaderno de notas y anotó cada uno de los puntos relevantes de aquel mensaje. La mayoría de los líderes que colmaban aquel enorme auditorio no le dio mayor importancia a aquel sermón del joven novato, a excepción de Billy Graham, el evangelista mas renombrado y respetado del mundo...

 Ese día todos los presentes o por lo menos quienes notaron ese detalle de humildad, aprendieron una gran lección... nunca creas que ya no puedes seguir aprendiendo !!!... Qué podría predicar este muchacho que no haya escuchado antes Graham???... No tengo idea, pero el pensó que no podía pasar por alto el tomar apuntes de un mensaje que podría estar enseñándole algo nuevo...





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